Gracias a la telemetría acústica ahora es posible identificar, monitorizar y seguir el rastro de los animales acuáticos en mar abierto. Un equipo del IMEDEA liderado por el doctor Josep Palós ha demostrado su eficiencia con distintas especies de peces, pero nunca hasta ahora había seguido el rastro de tiburones.
Acaba de poner en marcha un nuevo proyecto: Ratjada. Monitorizará a los tiburones y rayas en aguas de Baleares con el objetivo de comprender los efectos que tienen las áreas marinas protegidas en su biodiversidad y tomar las medidas necesarias para garantizar la reproducción de las especies, algunas de ellas amenazadas.

A lo largo de 2025 el equipo prevé el marcaje de cien ejemplares de raya obispo, anguila marina, raya látigo o chucho. Quiere localizar las zonas en las que se reproducen y promover su protección como santuarios. El proyecto está financiado por la Conselleria d’Economia, Hisenda i Innovació del Govern en el marco de los Planes Complementarios del Plan de Recuperación, Transformacion y Resilencia que ya está dando sus frutos.
«Hemos detectado que muchas especies migran a lo largo de la costa de Mallorca y regresan en primavera a aguas del Cap d’Enrrocat para reproducirse», explica el doctor Alós. «Ahora es el momento de extender esta técnica a otras especies vulnerables para identificar y proteger sus áreas críticas de reproducción», añade.
La tembladera (torpedo) y la musola son dos buenos ejemplos de su trabajo. La primera tiene la catalogación de especie vulnerable según la Lista Roja de la IUCN. Recibe su nombre de su capacidad de generar descargas eléctricas para aturdir a sus presas, pero es una gran desconocida en el mundo científico. Se sabe muy poco sobre su biología y relación con el entorno en aguas de Baleares.
La reproducción de la musola también es un misterio desde el punto de vista biológico. A través del marcado electrónico el equipo investigador espera ahora identificar sus hábitats críticos y definir áreas de interés para su conservación. Actualmente el equipo monitoriza a 30 individuos de distintas especies y confía en que al concluir el año esta cifra se eleve a 100 ejemplares. Eso permitirá registrar sus movimientos durante la próxima década.