Aún no había terminado aquel escrutinio de infarto, con el conseller número 13 que oscilaba y se disputaban el PP, Vox y Més, cuando sonó el móvil del candidato Adolfo Vilafranca.
La llamada entrante era de Susana Mora, presidenta del Consell y secretaria general del PSOE-Menorca. Con elegancia y fair play, la aspirante socialista a la reelección felicitó a quien desempeñará la presidencia de la primera institución menorquina durante los próximos cuatro años.
A la 1,20 de la madrugada del lunes 29 de mayo, aquella llamada certificaba el final del tripartito en el gobierno del Consell insular. Ocho años después, el PP-Menorca recuperaba la presidencia de la plaza de la Biosfera. El silencio y la desolación entre los dirigentes y candidatos del PSOE contrastaban con la satisfacción y la alegría en el PP.
En ambas sedes, un denominador común: la incredulidad. Porque no lo habían pronosticado ni contemplado los sondeos; no entraba en las previsiones de la izquierda, que esperaba y confiaba en encadenar en el Consell de Menorca un tercer mandato del tripartito formado PSOE, Més y Podemos.
Y para el PP de Coya Sugrañes y su perseverante secretario general, Cristóbal Marqués, era mucho más un vivo deseo que un objetivo probable. Pero se consumó la triple carambola: seis consellers del PP, que obtiene los mismos que toda la izquierda junta; Més pierde uno de sus tres consellers y entra Vox. Era la ecuación más difícil, que no entraba en las horquillas de las encuestas.
Todo apuntaba a que Menorca quedaría como bastión de la izquierda en Balears, como ocurrió el 2003, cuando resistió Joana Barceló al frente del único Consell gobernado por la izquierda mientras que el resto de las instituciones de Balears eran gestionadas por el PP que lideraba Jaume Matas. Pero, ¿y si se producía la alineación de resultados que hiciera posible la alternancia? Así ocurrió.
Dolfo, presidente
Dolfo Vilafranca, el candidato que auparon Sugrañes y Marqués cuando, en enero, se rebelaron algunos presidentes de juntas locales, ha dado el sorpasso y protagoniza el gran vuelco político en Menorca.
El sucesor de Susana Mora será el hijo de Adolfo Vilafranca Bosch, que fue diputado en el Congreso entre noviembre de 1989 y enero de 1996, y artífice de la primera mayoría absoluta del PP en Ciutadella con José Carretero en 1991. La segunda la consiguió Gabriel Allés el 1995.
Dolfo Vilafranca Florit, el más votado en los ocho municipios de Menorca, pasa de la oposición a la presidencia de la primera institución insular.
Se garantiza la mayoría absoluta con la consellera de Vox, también concejal de Ciutadella, la arquitecta Maite de Medrano, cuya elección tampoco había sido detectada, pero hoy sigue siendo una incógnita el papel que desempeñará. En conjunto, las candidaturas de izquierda sumaron más votos en el Consell,pero la Ley d’Hont les deja en minoría.
En el conjunto de Menorca, el PP cosecha 53 concejales, 21 más que el PSOE, y gestionará cinco alcaldías: Antonia Camps en Es Migjorn Gran, José Luis Benejam en Alaior, Pedro Pons en Ferreries, Lluís Camps en Es Castell -todos ellos con mayoría absoluta-, y Loles Tronch en Sant Lluís, mediante pacto con el edil Jorge de Diego.
Consell y Parlament
Por primera vez en la historia electoral de Menorca, la circunscripción aporta siete diputados de izquierda (4 PSOE, 2 Més y 1 Podemos), mientras que en el Consell hay mayoría de derecha (6 PP y 1 Vox). Cristina Gómez, de Podemos, deberá ceder su acta de diputada a mitad de legislatura a José María García García, de Esquerra Unida de Menorca. Un acuerdo que la diputada morada ahora cuestiona y pretende soslayar, olvidando que pacta sunt servanda.
Aquí no dimite nadie
Una semana después, nadie dimite ni asume sus responsabilidades. Las formaciones de izquierda siguen en shock, instaladas en la depresión severa, el asombro y la incertidumbre por que no entienden cómo es posible que hayan sufrido esta derrota tan severa, que constituye una enmienda a la totalidad a las políticas de los últimos ocho años. Unas elecciones municipales y autonómicas en clave nacional perjudican a los partidos locales -y benefician a todos-, pero en Menorca hay otras razones de fondo del fracaso.
El partido de ida lo ha perdido el PSOE de Pedro Sánchez que se empeña en disputar el partido de vuelta con el mismo entrenador y equipo. Después dirán que lo no vieron venir.
Más allá de los anuncios de una oposición dura, se nota a faltar un ejercicio de autocrítica para responder a preguntas tan elementales como por qué la izquierda ha perdido estas elecciones en Menorca, cuándo los menorquines decidieron retirarles su confianza, y cómo afrontará la travesía del desierto.
Rebecca es una apasionada del marketing digital y una dedicada líder de equipo. Le encanta probar y compartir los últimos conocimientos sobre las tendencias de la industria, el crecimiento del mercado y el análisis de palabras clave con el nuevo algoritmo de Google y otros motores de búsqueda. Ella sabe efectivamente cómo el contenido alimenta diferentes subconjuntos del plan de marketing y comprende cómo desarrollar y compartir los activos de contenido en los canales correctos.
Enlace de origen : Sin dimisiones ni autocrítica, una semana después del 28-J