«Si no gestionamos los bosques, se convierten en una bomba de relojería»

Joan Santana es el jefe del Servei de Gestió Forestal i Protecció del Sòl de la Conselleria de Medi Natural. El 1 de mayo se inicia la época de alto riesgo de incendios forestales.

El año pasado, la época de alto riesgo se inició el 15 de abril en Mallorca y Menorca, y el 1 de abril en Ibiza. ¿Por qué hemos vuelto al tradicional 1 de mayo?
—Esta primavera está siendo húmeda, con precipitaciones bien repartidas, y hemos considerado que no es necesario adelantar la campaña. Los años 2023 y 2024 fueron complicados por la falta de precipitaciones. En la primavera de 2024, había muchos árboles secos y muertos, sobre todo en el Pla de Mallorca e Ibiza. Y sobre los árboles debilitados actúan los insectos perforadores. La vegetación mediterránea está adaptada a la sequía, pero no lo aguanta todo, y menos las sequías continuadas por el cambio climático.

La superficie forestal se ha incrementado considerablemente en las últimas décadas. Puede ser una buena noticia, pero es más combustible para un incendio.
—Sí, según el Inventario Forestal Nacional, entre 1971 y 2010 pasamos de un 26 % de superficie forestal en Baleares a un 44 %. Este 44 % supone 220.000 hectáreas, de las que 185.000 son bosques y el resto, zona arbustiva. Cuando actualicemos los datos a finales de año, serán aún mayores. Sólo la Serra de Tramuntana aumentó en un 78 % su zona boscosa en ese mismo período. Tenemos más bosques y son más densos. El problema es que es vivimos de espaldas al bosque, no lo aprovechamos como recurso, Y si los bosques no son gestionados, se convierten en una bomba de relojería. Las zonas forestales de Baleares están creciendo a un ritmo de 1.100 hectáreas cada año por el abandono de las actividades primarias, y eso significa una pérdida de tres hectáreas agrarias cada día. Habremos pasado de 34 a 67 millones de árboles, es decir, se han duplicado. Así, tenemos 2.260 árboles forestales más cada día, lo que se traduce en 127.500 metros cúbicos más de masa forestal cada año. Lo dicho, una bomba de relojería.

Podemos encontrarnos con incendios sin capacidad de gestión.
—En efecto. Hay un momento en que un gran incendio, en estas condiciones, se escapa de la capacidad de gestión por muchos medios que tengas, tal como se ha visto en Estados Unidos. Para poder actuar de manera eficaz ante estos grandes incendios, tienen que cambiar las condiciones de manera radical: más humedad, menos temperatura o llegar a un área de escaso combustible vegetal. Tenemos densidades de 45 toneladas de biomasa acumulada por hectárea, cuando lo ideal serían 15-20 toneladas.

Mientras en los últimos años ha habido grandes incendios en numerosas partes del mundo, también en el Mediterráneo, en Baleares ha ido relativamente bien.
—Intervienen diversos factores. Existe una mayor concienciación entre la población sobre el comportamiento adecuado con el uso del fuego y para evitar imprudencias. Y tenemos un operativo muy profesional y muy bien formado, muy especializado en el territorio, con una rápida capacidad de respuesta. También hemos tenido un poco de suerte, por qué no decirlo. En cualquier caso, hay que dejar muy claro que la extinción es la respuesta, pero la prevención es la solución. La época de la extinción como única reacción ya ha pasado. Con incendios más extensos, intensos y peligrosos, la extinción no puede ser la única reacción. Repito: la prevención es la solución.

Una prevención que también afecta a los propietarios.
—Los propietarios están un poco más concienciados de la cultura del riesgo. Tener una casa en zona forestal obliga a esponjar de vegetación, sin necesidad de eliminarla del todo, un radio de 30 metros alrededor del inmueble, así como los caminos de acceso. Tener pinos pegados a la casa es una gran imprudencia y los jardines deben tener unas plantas y estructuras que no propaguen el fuego. Un bosque no es un decorado, sino un paisaje dinámico. Debemos superar la visión urbana del paisaje natural.

Hay ayudas a los propietarios.
—Sí. Desde 2018 hay subvenciones a los propietarios para labores de prevención. En 2024, los beneficiarios de estas subvenciones fueron 222. Para nuestra labor específica, con el Impost de Turisme Sostenible -ITS-, contamos con 3,3 millones durante 3-4 años de euros para infraestructuras de prevención: mejora y mantenimiento de caminos públicos, nuevos depósitos de agua y creación de nuevos cortafuegos. También hay 3,6 millones del ITS para el fomento de la gestión y el consumo local de biomasa, que puede servir para alimentar calderas. Hay que identificar potenciales grandes consumidores de biomasa, también en el sector turístico, para que pueda ser aprovechada. Estas actuaciones estarían relacionadas con la gestión de los bosques antes mencionada y con un menor uso de combustibles fósiles, lo que además supone un ahorro económico.

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