El agua de mar contiene altos niveles de cloruro de sodio (sal), y su ingesta en grandes cantidades puede causar una intoxicación por sal en los perros. Este tipo de intoxicación ocurre cuando el nivel de sodio en el cuerpo del animal se eleva considerablemente, lo que puede llevar a síntomas graves como diarrea, vómitos y deshidratación severa. Además, el agua del mar puede contener toxinas, bacterias y partículas en suspensión que también son perjudiciales.
Uno de los primeros signos de que un perro ha bebido demasiada agua de mar es la diarrea, que aumenta el riesgo de deshidratación. Los vómitos son otro síntoma común que puede empeorar la pérdida de líquidos. Si la intoxicación es severa, el perro puede presentar apatía, debilidad, convulsiones, desorientación y dificultad para caminar. En casos extremos, la deshidratación puede causar fallos neurológicos, como convulsiones o incluso coma.
Si sospechas que tu perro ha bebido agua del mar, es fundamental actuar de inmediato. Lo primero es retirar al animal de la playa y proporcionarle agua potable en pequeñas cantidades para evitar que beba de golpe y vomite. Si los síntomas son leves, como una ligera diarrea, observar y mantener hidratado al perro puede ser suficiente. Sin embargo, si los síntomas son graves, como convulsiones o vómitos persistentes, es imprescindible acudir al veterinario de inmediato.
El tratamiento en el veterinario suele centrarse en la rehidratación del animal mediante la administración de fluidos intravenosos. En algunos casos, también puede ser necesario seguir una dieta astringente durante unos días para ayudar a estabilizar el sistema digestivo del perro.
Para prevenir estos riesgos, es importante llevar siempre agua potable y fresca para tu perro cuando visites la playa, ofreciéndosela regularmente para mantenerlo hidratado y evitar que intente beber agua del mar. Además, vigila de cerca a tu mascota mientras juega en la playa para asegurarte de que no ingiera arena, que también puede causar problemas digestivos.