Nos ha dejado en las últimas horas José ‘Pito’ Pérez Moll (Maó, 1940), en su día un gran deportista que destacó tanto como futbolista en el CD Menorca como en baloncesto jugando para La Salle Mahón, siendo fundamentalmente en el planeta fútbol donde su figura adquirió a nivel insular una dimensión superior.
Integrante de aquel legendario CD Menorca que en 1964, tras ganar todo a nivel balear, inclusive el título de Tercera superando en la jornada final a la UD Mahón en San Carlos, se quedó a un gol de convertirse en el primer equipo de la Isla en ascender a Segunda División (cedió la eliminatoria definitiva en un muy polémico partido de desempate en La Condomina de Murcia contra el Calvo Sotelo de Puertyollano, al que pudo eliminar en Maó), Pérez desarrolló la totalidad de su carrera futbolística en el CD Menorca, con el que también jugó las fases por ingresar en Segunda en 1962 y 65, en ambas como subcampeón balear y con menor recorrido que la citada del 64.
Centrocampista de gran influencia en todos los espacios del juego, carismático, con una tremenda capacidad para liderar y ganador incontrolable, tales virtudes se convirtieron en seña de identidad de aquel Menorca que junto a la Unión trazó durante los años 60 la edad dorada del fútbol insular.
Terminado su ciclo azulgrana, a finales de los años 60 del siglo anterior, y tal y como el propio Pito Pérez recordaba en una entrevista a este diario en enero de 2015, se incorporó a la plantilla de La Salle que recién entonces celebraba un ingreso en Segunda Nacional, para reemprender su andadura como baloncestista «Me gustaba más el baloncesto que el fútbol», solía comentar. De hecho, en su juventud compaginó, y con éxito, goles y canastas. En suma, un privilegiado para la praxis deportiva.
A su retiro, retornó al fútbol, en verano de 1974, en calidad de director deportivo del Sporting Mahonés, alumbrado en esas fechas. Compartió el cargo con otro tótem del fútbol local, el exunionista y también fallecido Ramón Finestres, experiencia que ambos prolongaron apenas una temporada.
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Sin mostrar acritud hacia el proceso de fusión, Pérez siempre dejó claro que, en su parecer, la gran época del fútbol local fueron los años 60, aquellos de inmensa rivalidad entre Menorca y Unión.
Una efímera experiencia como entrenador al frente de un equipo escolar de baloncesto del Mateu Fontirroig, en mitad de los años 80, se recordará como su última relación de compromiso con el mundo deportivo.
«A mí el deporte me ha dado muchas alegrías, muchas amistades, gente a la que nunca habría conocido de no haber practicado fútbol o baloncesto», sentenció Pérez hace nueve años al ser preguntado sobre qué le había proporcionado sus años en un terreno de juego.
A nivel profesional, Pito Pérez hizo su recorrido en Novedades Pons S.A, empresa de la que uno de sus socios era el que fue presidente del Menorca, Simón Vidal (padre del reconocido entrenador local, Lluís Vidal), y en el mundo de la banca, por medio de su ocupación en Banca Catalana.
Persona de carácter en el terreno deportivo, pero muy bondadosa en cualquier aspecto de la vida, afable, cariñoso, cercano… en suma, un gran tipo. Deja viuda y cuatro hijas. Pito Pérez, leyenda del CD Menorca y del deporte menorquín, descanse en paz.
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