¿Puede España reclamar cuatro remotas islas en el Océano Pacífico? Esta pregunta llegó en 2014 hasta el Congreso de los Diputados, en incluso en 1949 el Consejo de Ministros de Franco trató un asunto que ha generado curiosidad y debate, aunque el paso del tiempo ha dado argumentos que han alimentado las tesis de los defensores de ambas posturas.
El escenario nos traslada hasta Micronesia, una de las veintidós subregiones en que la ONU divide el planeta, siendo una de las cuatro pertenecientes a Oceanía. Entre ellas están los Estados Federados de Micronesia, a miles de kilómetros de España, pero que en su día estuvieron bajo control territorial de nuestro país, al igual que otros territorios de ultramar en aquellas latitudes, como Guam, las islas Marianas y Filipinas y otros archipiélagos y atolones.
El devenir y la fisonomía del mapa cambiaron radicalmente en 1898, tras la derrota de España ante Estados Unidos, a quien tuvo que ceder territorios como Puerto Rico, Guam o Filipinas, según quedó estipulado en el Tratado de París. La profunda crisis en la que entró nuestro país le llevó más adelante a deshacerse de otras posesiones en el Pacífico (islas Marianas, Carolinas o Palaos), que fueron vendidas a Alemania por 25 millones de pesetas a través del Tratado Germano-español de 1899.
Aquellas islas pasaron a estar controladas por Japón o Estados Unidos tras las dos Guerras Mundiales, para pasar a ser estados independientes durante el proceso de descolonización ya entrado el siglo XX. Pero fue en 1948 cuando un investigador del CSIC, Emilio Pastor, destapó los posibles derechos territoriales de España sobre unos islotes y atolones del Pacífico que no quedaron plasmados de manera concreta en aquel contrato de compraventa de las islas Carolinas a Alemania.
En concreto, se trataba de Guedes, Coroa, Ocra y el atolón de Pescadores, cuatro porciones de tierra emergida cuya soberanía se planteó la dictadura en 1949, aunque España rechazó pelear por los derechos sobre ese territorio a consecuencia del aislamiento internacional que sufría y la situación económica que atravesaba el país años después del final de la Guerra Civil.
Aquel asunto quedó en un cajón, desestimado, hasta que volvió a salir a la luz en 2014, cuando una pregunta de un diputado de Amaiur en el Congreso de los Diputados pareció zanjar el asunto, toda vez que el Gobierno descartó la reclamación de la soberanía al reflejarse en el contrato qu se cederían todas las posesiones en aquella zona a Alemania.
Con esa duda legal en el aire, en la otra punta del planeta los habitantes de Guedes, Coroa, Ocea y Pescadores vivieron ajenos a los interrogantes sobre su soberanía territorial. Con el paso del tiempo, estos territorios pasaron a formar parte de otros Estados del Pacífico. En el caso de Guedes, actualmente se conoce como Mapia y pertenece a Indonesia; Coroa se denomina en el presente Rongerik y forma parte de las Islas Marshall; Ocea pasó a llamarse Matador y se halla sumergido a consecuencia de la elevación del nivel del mar por el cambio climático; y el atolón de Pescadores pertenece hoy en día al municipio de Kapingamarangi, en Micronesia.
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