Las agencias de viaje se han sumado a las críticas por la consolidación de 90.000 plazas de alquiler turístico prevista en el decreto aprobado la pasada semana por el Govern. A juicio de la Agrupación Empresarial de Agencias de Viajes de Baleares (AVIBA), se trata de una «oportunidad perdida» por parte del Ejecutivo de Marga Prohens para reducir la presión turística y aliviar a un tiempo la crisis de la vivienda.
El presidente de la patronal balear del sector, Pedro Fiol, afirma que «el momento actual requería valentía para mantener una oferta turística dimensionada y sostenible». Además, señala que «reintroducir estas plazas en el mercado, en plena crisis de acceso a la vivienda y con una presión turística creciente, es un error estratégico».
Fiol explica que sus asociados tienen la necesidad de mostrarse contundentes y posicionarse ante uno de los grandes debates de Baleares, el cual, explica, no había suscitado nunca antes un mensaje diáfano de su sector al respecto. «No podemos permitir que nuestros visitantes ocupen viviendas que deberían estar destinadas a residentes. Esto encarece el mercado y convierte un bien básico en un producto turístico», sentencia.
Fiol opina, asimismo, que ciertas ofertas de alquiler vacacional son un «reclamo» para visitantes que no pueden permitirse pernoctar en un establecimiento hotelero, lo cual, a su modo de ver, «genera una oferta de baja calidad». Desde AVIBA instan a los poderes públicos a trazar una estrategia común y coherente que equilibre las diferentes ofertas y modalidades de alojamiento en las Islas. «No se trata de demonizar el alquiler vacacional, pero sí de ordenarlo. Hace 15 años ya existía en villas y chalets y era un complemento que no distorsionaba el mercado. Hoy la situación es insostenible». Advierte además que «más alojamientos generan más demanda aérea, y más vuelos traen más presión sobre un territorio limitado», por lo que se crea un círculo vicioso que redunda en los problemas de saturación que tienen las Islas.
En lo tocante estrictamente a la crisis habitacional en Baleares, Fiol pone el dedo sobre los sospechosos habituales: la especulación y la compra masiva de grandes tenedores y fondos de inversión internacionales. También en el avance imparable de una oferta dirigida a compradores extranjeros de alto poder adquisitivo. «En muchos pueblos vemos más inmobiliarias con letreros en idiomas extranjeros que en castellano o catalán. Esto refleja a quién se está vendiendo nuestra tierra».