Cristina Ponti, presidenta de la Federación de Asociaciones de Familias de Alumnos (FAPA) en Mallorca, explica que las familias afrontan la vuelta «con indignación y rabia, porque cada año es lo mismo». A pesar de sus solicitudes de que se implanten programas de reutilización de libros obligatorios en todos los centros, la situación no cambia. «Tenemos derecho a una educación gratuita, pero cuando llega septiembre, no lo parece», indica la presidenta de la FAPA. «Si los profesores vieran los precios del ticket de material, se les pondrían los pelos de punta», denuncia.
Sobre este tema, Facua-Consumidores en Acción aconseja a los padres y madres comparar precios y no caer en compras compulsivas frente a ofertas y promociones de cara a la ‘vuelta al cole’ en las grandes superficies. La asociación hace especial hincapié en «valorar si, en promociones de 3×2, realmente, se necesitan tres unidades de un mismo producto o si con solo una ya se cubre la necesidad». A su vez, recuerda que los centros educativos no pueden obligar a adquirir el material, los libros y los uniformes de un establecimiento concreto.
Aun así, desde la Federación de Asociaciones de Familias de Alumnos reiteran que este problema se solucionaría con programas de reutilización de libros. «Si tuviéramos un sistema para reutilizar libros de textos implantado de obligatorio cumplimiento, disminuiría la cuota», aclara la presidenta. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) estima que los libros se llevan más de un tercio del presupuesto, un 42%, seguido por los gastos en uniforme, para quienes los llevan, y el material.
Además, con la implantación de una red de préstamos de libros se disminuirían las diferencias entre los pequeños en el aula. «Algunos van con fotocopias de los libros porque sus familias no se lo pueden permitir», apunta la presidenta de la FAPA en Mallorca. De esta manera, sus compañeros desde el inicio del curso saben en qué situación económica se encuentra. Cristina Ponti pone, además, especial atención en las familias de estudiantes con necesidades específicas. «Si lo sencillo es caro, cuando hay que comprar mobiliario y material para adaptarlo a diferentes necesidades, el gasto se convierte en abrumador», expresa.
Desde la FAPA, proponen que los docentes también pongan de su parte para ahorrar, con cambios como «reducir las listas de material escolar a lo justo y esencial». «Muchas veces se incluye material de aula y productos de uso personal en las listas. Es como si vas al hospital y te dijeran que traigas tus propias toallas o papel higiénico, sería lógico que los centros suministraran gran parte del material que piden», concluye Ponti.