«Eso sí sería un signo de ‘uf, nos estamos jugando cosas muy importantes, estamos en un momento clave y nadie quiere mirar al aro’. Pero es que se levantaron a tirar valientes Pavlin Ivanov, Jalen Cone y Sean McDonnell, tres de nuestros jugadores con más potencial ofensivo, a los que se unieron Marko Lukovic y Diego Alderete. Son valientes y se agarran a la pista queriendo ayudar», explicaba el técnico madrileño en referencia al tramo más complicado de la segunda parte del último partido disputado en Zamora.
Justo en ese momento se produjo una secuencia de ocho tiros a canasta que el ex de Estudiantes no entiende como un síntoma de «precipitación» o «ansiedad», aunque sí valora que tal vez se debería «intentar equilibrar un poquito más el juego en la pintura y el perímetro, siempre que las defensas rivales lo permitan».
Continuidad en busca del «premio al trabajo»
Para tratar de conseguir esa tan anhelada victoria, esta vez en Oviedo, Javi Zamora promete «trabajo». «Es lo que llevamos prometiendo estos cuatro años. Hasta ahora, no conozco a nadie que pueda prometer los resultados. El trabajo, lo vamos a poner, y la ilusión, también. Por eso lo vamos a conseguir», transmitía centrándose en el objetivo de la salvación.
El club ha entendido este compromiso anunciando la semana pasada la renovación del preparador madrileño hasta 2028 en un momento más que delicado. Esta confianza y apuesta por la continuidad en Menorca no se ha dado en Valladolid, rival directo por la permanencia y que ha decidido cambiar de entrenador por segunda vez este curso tratando de revertir la dinámica.
«No sé qué ha pasado en Valladolid, no conozco cuál es el criterio. Lo que puedo decir es que llevo cuatro años aquí y estoy muy ilusionado con el proyecto. La gente de la Isla me ha hecho sentirme uno más desde el primer día», comentaba. Atendiendo a la situación de la entidad blanquivioleta, donde el proyecto «puede ser diferente», Zamora muestra su «orgullo de pertenencia al Hestia Menorca, su actividad social, su proyecto deportivo y a todos los que están detrás de él». «Estoy muy orgulloso de sentirme cada día más menorquín», concluía sonriente.