Traigo aquí otra vez este tema a raíz de una consulta que me hizo un señor tras la conferencia que di en el Centro de Jubilados, AJAM el mes pasado (22-03) sobre «estilos de vida y envejecimiento», sobre la seguridad y eficacia de un preparado polivitamínico de libre dispensación en un supermercado. En concreto el preparado contenía un complejo de vitamina B (B1, B6, B12) y magnesio. Mi contestación fue que si no es necesario no es preciso suplementarse con vitaminas y que algunas en exceso pueden ser contraproducentes, y que no era el caso de las del grupo B, pues se eliminan por la orina. El magnesio, del que hablamos hace algunos años («Es Diari» 17-01-2017) sin embargo, aun teniendo muchas propiedades, en exceso no queda claro que pudiera ser contraproducente. Mi consejo fue que acudiera a su médico de familia y que le determinara dichos componentes para hacerse una idea de cómo se encontraba y decidir.
Y el otro motivo, como si pareciera una contradicción, es la publicación de un estudio de Khawlah Alateeq, et al, el mes pasado en «Eur J Nutr» que relaciona los niveles de magnesio con el volumen del cerebro y menores lesiones a nivel de la sustancia blanca.
Como vimos entonces, «Es Diari» 17-01-2017: 18, el magnesio es un mineral esencial para las reacciones metabólicas de las células de la mayoría de tejidos del cuerpo, de modo que influye en el sistema nervioso, en el corazón, músculos, huesos… y lo adquirimos a partir del consumo de alimentos como los frutos secos, legumbres y alimentos integrales…
En dicho escrito comentamos un estudio (un metaanálisis) que relacionaba la cantidad de magnesio ingerido y las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y la mortalidad por cualquier causa. Un análisis de Fang X et al (BMC Med. 2016) de 40 estudios, publicado en BMC Med, que incluyó a más de un millón de personas y que demostró que ingerir más de 100 mg de magnesio diario producía una reducción del 22 por ciento en el riesgo de presentar insuficiencia cardíaca, un 7 por ciento de padecer accidentes vásculo-cerebral («atac de gota»), un 19 por ciento de presentar diabetes tipo 2 así como una reducción del 10 por ciento en la muerte por cualquier causa.
Y otros, en otro sentido, el de Zeng C et al (PLoS One. 2015), que demostraron cambios en las radiografía de la rodilla (adelgazamiento del espacio articular, osteofitos…) según la ingesta y la concentración sérica de magnesio. Lo que sugeriría que las concentraciones de este elemento influiría en la artrosis de rodilla; y que se explican por el hecho de que el magnesio podría actuar en la cascada inflamatoria a nivel del cartílago articular (biosíntesis de condrocitos defectuosos) evitando la degeneración y calcificación de los mismos.
Y por último, lo que nos ha traído hoy aquí, la de la influencia del magnesio sobre el cerebro, sobre la demencia en el anciano; sobre si este elemento tendría efectos neuroprotectores.
Si una mayor cantidad en la ingesta (más de 550 mg de magnesio al día) en forma de verduras de hoja verde , las legumbres, los frutos secos, las semillas y los cereales integrales o los suplementos podrían afectar al cerebro, influir en la edad cerebral.
En este sentido un estudio de Kieboom BCT (Neurology. 2017) evaluando los niveles de magnesio de 9.569 personas (edad media de 64,9 años, 56,6 por ciento mujeres) sin demencia entre el 1997 y el 2008 y seguidos éstos hasta el 2015 observaron que los que tenían los niveles de magnesio más bajo o muy alto se asociaban con un mayor riesgo de presentar demencia. En este no quedaba claro suplementar con magnesio dietético, pues un exceso de magnesio podía no ser favorable en este sentido. Aunque, si en cambio, se recomendaba evitar medicación que reduzcan los niveles de magnesio sérico, como los inhibidores de las bomba de protones (el famoso omeprazol para el estómago) y/o los diuréticos; y recomendar dietas con frutos secos (almendras, cacahuetes, pipas de calabaza, avellanas, nueces del Brasil…), alimentos integrales, sean el arroz y pan integral o el salvado, o las legumbres (alubias, judías…).
Y llegamos al estudio de Khawlah Alateeq, et al (»Eur J Nutr» . 2023) de hace escasos días (10 de marzo) que ha motivado este comentario, y que evalúa la asociación entre la ingesta dietética de magnesio y los volúmenes de cerebro y las lesiones en la sustancia blanca en personas de edad media o avanzada. Se trataban de 6.001 individuos de entre 40-73 años de una importante base de datos médica del Reino Unido (UK) de los que se recabó información sobre la ingesta dietética de magnesio y fueron evaluados entre el 2005-23.
Según éste una mayor ingesta dietética de magnesio se relacionó con volúmenes mayores del cerebro tanto en hombres como en mujeres (mayor después que antes de la menopausia).
Extrapolando los datos ingerir más de 550 mg de magnesio al día a los 55 años según el volumen del cerebro significaría poder alcanzar una edad cerebral de un año más joven que aquellos que su ingesta fuera de 360 mg/día o menos. Una menor reducción del cerebro relacionada con la edad se asocia con una mejor función cognitiva y un menor riesgo o retraso en la aparición de demencia en la vejez.
Como vemos, siendo un elemento nutricional del que poco se habla, sus propiedades saludables son muy variadas y a tener en cuenta.