El almacén sin fin de objetos perdidos en el aeropuerto de Menorca

Entre junio y septiembre de 2022 se registraron en el Aeropuerto de Menorca 1.770 objetos perdidos, que tras tres meses sin haber sido reclamados, pasan a la Policía Local de Maó. Entre ellos más de cien cinturones, casi ciento setenta gafas -de sol, para la vista, infantiles o de piscina-, decenas de sombreros de paja, gorras, cargadores de móvil, teléfonos y cojines de viaje para el cuello.

Cada objeto se examina y registra antes de cumplir los pasos del proceso que pretende, en primer lugar, retornarlo a quien lo perdió y, en última instancia, darle un uso social.

Un inyector de adrenalina,    un libro de familia, una tienda de campaña, una alianza de oro, dos anzuelos, una dentadura, un ordenador, un juguete sexual, un neceser con cosméticos de hombre, joyas, dinero en efectivo, gafas y más gafas. Casi cualquier cosa es susceptible de perderse en el aeropuerto, donde los nervios por el viaje o las vacaciones hace perder a veces la cabeza.

Valor o precio

Es incalculable el valor sentimental que puede tener una alianza de boda o lo esencial que es para una familia con un bebé la mantita con la que se duerme y deja de llorar.

La Policía de Maó,    que recoge también objetos encontrados en todo el municipio, intenta primero devolverlos al dueño, cuando son documentos u objetos con los datos o los entrega a la administración que pueda hacerlo, ya sea Policía Nacional, Dirección General de Tráfico, el consulado del país que corresponda, Capitanía Marítima u otro.

El dinero en efectivo se ingresa en una cuenta y, como    lo demás, pasados dos años desde la publicación de la lista de objetos en la web del Ayuntamiento, este contacta con la persona que lo entregó, que pasa a ser su propietario legal y puede recogerlo si lo desea. Muchos    rechazan el objeto aunque quieren conocer su destino. El dinero en efectivo es aceptado generalmente, pero si no es así se destina al banco de alimentos de Maó o a la Cruz Roja. El mismo destino que las joyas, que se llevan a valorar y tras los dos años se venden como metal. Los artículos que a pesar de todo siguen sin dueño son entregados a Mestral y dejan espacio para los nuevos, que llegarán.

El apunte

Pertenencias muy personales sin valor económico que acaban destruidas

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