Directo al grano: Lo recuerdo perfectamente. Tenía una sonrisa clara, elegante y sana. Sucedió en la presentación de UPyD en el Teatro-Auditorio de la Casa de Campo, en Madrid. En 2007. Yo estaba sentado al lado mismo del pasillo y al comenzar el acto, y al son de los Scorpions y las notas de su canción «Wind of change» (ese canto emocional sobre la caída del Muro de Berlín y la esperanza de paz que despertó) pasó a mi lado y nos miramos. Yo le sonreí y le saludé con la cabeza y él me devolvió la sonrisa y la cabezada.
El estribillo de la canción («Take me to the magic of the moment on a glory night…») nos había hecho levantar a todos de los asientos y a mí casi me había hecho saltar las lágrimas de emoción. Vargas Llosa acompañaba a los promotores del partido (Rosa Díez, Savater, Gorriarán, Fabo…) junto a un grupo de intelectuales (Arcadi Espada, Albert Boadella, Álvaro Pombo, etc. ) y varios representantes de C’s. Luego, en el transcurso del acto, habló como en «La Catedral»… y nos deslumbró.
Poco después, cuando ya llevábamos tiempo organizando en Mahón los Foros de Iniciativa Cívica Mahonesa, ICM (por los que desfilaron multitud de personajes públicos españoles: Francesc de Carreras, Nicolás Redondo Terreros, Rosa Díez, Regina Otaola, Vidal Quadras, Sosa Wagner, Eduardo Inda, Félix Ovejero, etc.) le invité a participar. Lamentablemente su agenda le impidió confirmar su presencia en Mahón en dos ocasiones por lo que finalmente nos quedamos sin escuchar su palabra.
Vargas Llosa no ha sido solo un grandísimo escritor, un punto y aparte merecedor de todos los elogios, sino también un luchador comprometido con las libertades y la igualdad en España. Un liberal contra el fanatismo identitario. Su intervención en la grandiosa manifestación de Barcelona después del golpe de estado del 1-O recordó que el nacionalismo es la causa permanente de muchos de los males de nuestra sociedad.
Efectivamente, y centrándonos en nuestra isla, la malicia del nacionalismo puede comprobarse en nuestro terreno cultural. Nuestro menorquí está condenado a desaparecer por mor de unos depredadores de subvenciones, catalanistas irredentos, que después de décadas de dilapidar ingentes cantidades de dinero público solo han conseguido debilitar y oscurecer nuestra personalidad isleña. Pero, en lugar de reconocer su fracaso, pretenden seguir por el mismo camino lo que inevitablemente les reportará el mismo resultado. Bolla vista.
Por otra parte querer equiparar (o subordinar) una lengua que cuenta con 600 millones de hablantes con una que apenas tiene unos pocos es un suicidio comercial y social. ¿Cómo van a forzar a rotular en Balears en barceloní cuando la inmensa mayoría de visitantes-compradores son españoles o extranjeros más avezados al castellano que a una lengua minoritaria? Exclamemos: ¡Ils sont fous ces romains¡ Que una minoría cultural pretenda cambiar los hábitos lingüísticos de una población mayoritaria es una actitud totalitaria.
¡Advertencia!: Pero ser minoritario no implica tener que desaparecer. Solo se necesita reconocer el lugar que se ocupa en la escala cultural real y proponer, en un mundo globalizado, la viabilidad de su deseada conservación, con amabilidad y capacidad de persuasión, nunca con imposición.
La sociedad menorquina hace décadas que está machacada por los dictados nacionalistas pero, aunque parezca dormida y ‘pasota’, no acepta que le digan cómo se llama la lengua que les legaron sus padres ni qué palabras y verbos debe usar (y escribir) para ser aceptados en la Comunidad de Regantes Subvencionados.
El desprecio que muestran los colonialistas, esa extrema derecha xenófoba y racista camuflados bajo las barbas de la de izquierda, es prueba de su propia debilidad. En la edición del D. Menorca de este pasado Jueves Santo, Día del Amor Fraterno, uno de ellos despreciaba a los que no opinan como él acusándoles de decir disbarats i animalades en relación a la lengua menorquina. ¡Oh, Lord. Keep him away from sin! Desde aquí le invito a acudir este próximo jueves día 24 a las 20 h. a la Biblioteca Rubió donde se presentará oficialmente el libro «Vocabulari menorquí» de Lucas Pons Bedoya. La obra ya ha vendido más de 500 ejemplares y junto al libro de Joan Pons Torres, «Sa Llengua de Menorca», otro superventas para los parámetros isleños, son ejemplos de lo que aman los menorquines después de clarificar lo que somos. Vender milongas es un mal negocio.
NOTAS:
1-Es interesante saber que el conocido guitarrista mahonés ‘En Marcos’ ha compuesto la música de una letra del recordado costumbrista Mateo Cunill sobre la salsa mahonesa. Pronto será presentada.
2- Dos arquitectos franceses abren una tienda de restauración y venta de muebles (Can Sancla) en Sant Climent, casi frente a Sa Taverna.
3- Un antiguo amigo me comenta que está de enhorabuena: el Ayuntamiento de Mahón le ha concedido licencia de obras después de cinco años y medio de espera. Va a celebrarlo, claro.
4- Un amigo inglés me recuerda que los alcaldes de Londres, Leeds, Birmingham, Blackburn, Sheffield, Oxford…. son musulmanes. Y que por 66 millones de habitantes autóctonos hay 4 millones de musulmanes que obtienen la mayor parte de las ayudas sociales. Se pregunta si eso es inmigración o invasión.
5- Mi más sentido pésame a la familia de Guillermo Nadal de Olives, arquitecto (y gran guitarrista que, años ha, me alucinaba con su saber; desde Bach a la música brasileña. Hubo un tiempo en que nos citábamos en Sa Pedrera des Pujol d’emprimer adónde íbamos a escuchar música). Saludo especialmente a la amiga, su mujer, Aurora Herráiz, a sus dos hijos y a su hermano Luis, mi querido compañero de pupitre en el Instituto de Mahón.