Últimamente, está en auge la figura del inquiokupa, es decir, un inquilino que deja de pagar el alquiler durante unos meses y, posteriormente, deja de hacerlo. Los expertos aseguran que muchos de ellos se acogen a la figura de vulnerabilidad, que impide a los propietarios echarlos de su inmueble. Gran parte de los titulares de inmuebles que se ven en esta situación aseguran que incluso tienen que seguir pagando el agua, el IBI, la comunidad…y, en ocasiones, se encuentran la vivienda destrozada cuando logran recuperarla. Todos ellos aseguran sentirse abandonados.
¿Cómo actuar?
En caso de sufrir una inquiokupación, lo primero que se debe hacer es contactar con un abogado especializado en derecho inmobiliario. En ningún caso se debe intentar desalojar al inquiokupa de manera forzosa o sin una orden judicial, puesto que podría tener consecuencias legales para el propietario. Es muy importante tener en cuenta que cambiar la cerradura o acceder al interior de la vivienda podría considerarse un delito de allanamiento o de coacción, por lo que podría tener consecuencias penales para los propietarios.
Los expertos en la materia también recomiendan no negociar directamente con el inquiokupa, puesto que esto retrasará los plazos para iniciar el proceso judicial. En este sentido, insisten en que lo mejor es contratar a un experto en la materia con la finalidad de que recomiende los pasos que se deben seguir en cada momento.
Ultima Hora ha contado el testimonio de varios propietarios afectados por la inquiokupación. Por ejemplo, Cristina Jiménez tuvo su piso de Palma okupado durante más de dos años y medio; afortunadamente, ha podido recuperarlo, pero tras el desahucio lo ha encontrado totalmente destrozado. «Mis inquiokupas me han amargado la vida y he perdido casi 50.000 euros, pero he conseguido echarlos».
En peor situación se encuentran María Elena Collado y José María Pérez, que compraron un piso para tener un extra que compensase sus bajas pensiones, pero una inquiokupa lleva más de un año sin pagarles. «Una inquiokupa nos ha destrozado la jubilación: nos debe más de 15.000 euros», exponen,