Adiós a Francisco, el papa humanitario y defensor incansable de los más desfavorecidos

En los días en los que las palabras honrosas hacia el Papa Francisco abundan por todas partes, y miles de personas hacen interminables horas de colas para despedir fugazmente al líder religioso argentino, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha mostrado su profunda tristeza por el fallecimiento de Su Santidad, un líder que caracterizan como «compasivo y valiente». El fallecimiento del último pontífice de la iglesia cristiana ha generado una profunda conmoción en todo el mundo, no solo entre los fieles, sino también en el grueso de la comunidad internacional.

La agencia de Naciones Unidas con sede en Ginebra, Suiza, ha expresado su tristeza por la pérdida del pontífice argentino, quien se destacó por su inquebrantable compromiso con los más vulnerables y desfavorecidos, especialmente con los refugiados, los migrantes y los desplazados forzosos.

Según ACNUR, el Papa Francisco «fue un defensor incansable de los derechos y la dignidad de los refugiados, los migrantes y los desplazados forzosos en todo el mundo. Se puso de pie y habló continua e implacablemente por las víctimas de la guerra y por aquellos obligados a huir de sus hogares». El pontífice llamó la atención del mundo sobre las tragedias humanas que se desarrollan en las fronteras de Europa y en regiones más lejanas, enfatizando la responsabilidad compartida en la protección de las vidas de quienes se ven obligados a huir.

A lo largo de su papado, el Papa Francisco utilizó su autoridad moral para pedir a los gobiernos y a la comunidad internacional que acojan, protejan, promuevan e integren a los refugiados en la sociedad, especialmente en un momento en el que su desesperada situación se topa con demasiada frecuencia con barreras, rechazo y miedo. También se comprometió a favor del medio ambiente y la naturaleza.

Un legado que trasciende la esfera religiosa

El compromiso del Papa Francisco con las causas humanitarias y su llamado al diálogo para resolver conflictos y construir solidaridad inspiraron acción, compasión y un sentido más profundo de humanidad compartida. Estaba firmemente comprometido con la paz en todas partes: desde Oriente Medio, Colombia, Ucrania, la República Centroafricana, Sudán, Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y Myanmar, habló por la paz, la reconciliación y la dignidad.

En el Día Mundial de los Refugiados del año pasado, llamó a todos a «dar la bienvenida, promover, acompañar e integrar a quienes llaman a nuestras puertas», orando para que «los Estados se esfuercen por garantizar condiciones humanas para los refugiados y facilitar los procesos de integración». Su fallecimiento es por tanto una pérdida para todos los que se sintieron inspirados por sus principios y valores, pero su legado seguirá guiando y fortaleciendo el trabajo de quienes luchan por proteger a los que se vieron obligados a huir.

Desde el anuncio de su fallecimiento, miles de personas han acudido a la Plaza de San Pedro en el Vaticano para rendir un último homenaje al Papa Francisco. Largas filas se han formado para pasar brevemente ante los restos mortales del pontífice, mientras que en todo el mundo se celebran misas y actos conmemorativos en su honor. Su ejemplo de compasión, valentía y compromiso con los más desfavorecidos seguirá inspirando a generaciones futuras a trabajar por un mundo más justo, pacífico y solidario.

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